ALIMENTACIÓN INFANTIL

– Organiza un horario. Los niños necesitan comer cada tres o cuatro horas: tres comidas, dos meriendas y mucho líquido. Es importante respetar siempre el mismo horario para las comidas. Anime a su niño a que lleve una vida activa, ya que la actividad física no sólo abre el apetito, contribuye además a desarrollar sus sentidos de bienestar y confianza.
– No prepares platos distintos para cada miembro familiar. Muchos padres caen en el error de preparar una cena para ellos y otra para los niños. Mucho mejor es preparar una cena familiar completa teniendo en cuenta los gustos de todos. Es aconsejable que nuestro hijo se siente a la mesa con el resto de la familia cuanto antes. Aunque él ya haya comido, podemos sentarlo en su trona, con un trozo de pan o fruta y permitir que disfrute un rato de nuestra compañía en la mesa. Es importante que el mundo de la comida esté rodeado de estímulos agradables y positivos.
– Mantener la calma. Así te cueste mucho, intenta no hacer comentarios acerca de cuánto está comiendo. Si puedes hacer otra actividad paralela mucho mejor. Sé tan neutral como puedas: la mayor parte de tu trabajo está hecha al poner en sus platos una comida variada. Dale un poco de crédito y tal vez te sorprenda.
– Introduce nuevas comidas lentamente. Cuando vayamos a introducir algún alimento nuevo en la dieta de nuestro hijo debemos hacerlo sin prisas ni presiones: podemos servirlo junto a otros alimentos que conozca y que le gusten mucho, no insistir en que coma más cantidad si ha probado un trocito y no le ha gustado.
– Involúcralo en la cocina. Si le das la oportunidad de participar en la preparación de la comida, se mostrará mucho más interesado en comerse lo que ha creado. Otra buena idea es llevarlo a la compra y permitirle escoger los productos que necesitas.
– Divertiros. Mientras más creativa sea la comida, mayor variedad de alimentos comerá tu pequeño. Puedes prepararle tortillas con caras sonrientes y darle nombres graciosos o utilizar moldes de galletas con formas.
– Reduce la “comida basura”. Las comidas procesadas industrialmente contienen altos niveles de colorantes químicos que no benefician al organismo. Recuerda que eres tú –no tu hijo– quien decide cuáles alimentos entran en casa. Si reduces la cantidad de “comida basura” que hay en casa logras que tu hijo consuma más frutas, vegetales y legumbres.
– Permite una tregua. Es necesario que de vez en cuando permitas que el niño coma chucherías: no todo puede ser aburrido en la vida. Es importante que no vea las chucherías como “alimentos prohibidos”: su fascinación por ellas crecería.
– Un modelo a seguir. Los niños aprenden por imitación. Si estás constantemente a dieta o tienes malos hábitos alimenticios, lo que le estás diciendo a tu niño es que este tipo de comportamiento es normal. A medida que los niños crecen y se desarrollan, copian de las personas que los rodean sus hábitos alimenticios. Cuando usted elige los alimentos apropiados, sus acciones expresan más que sus palabras.

CAMBIOS IMPORTANTES EN EL DESARROLLO.

La dentición comienza a aparecer alrededor de los 6 meses, momento en el que normalmente pasan a complementar la alimentación líquida con la sólida (triturada). Pero es importante saber que alrededor del 7º-9º mes aparece el Reflejo de Masticación de forma natural. Consiste en movimientos de las diversas partes implicadas en la masticación que facilitarán el progresivo paso a la alimentación entera aunque todavía no tengan dientes.

Entre el 7º-12º mes van aprendiendo a coger la cuchara con los labios y mover los alimentos entre los dientes con la lengua. Realizan movimientos de morder y masticar por lo que se les pueden ir dando pequeños trocitos picaditos o para que ellos los muerdan. A partir del 12º mes ya pueden realizar los movimientos rotatorios de masticación bastante bien si han sido trabajados antes. Por lo que se puede comenzar con la alimentación chafada para llegar progresivamente a los 18-20 meses comiendo entero.